domingo, 30 de marzo de 2008

El vicio de los sin rostro es barato y popular. En cualquier calle en penumbras alguien se para a esperar una desgracia, y algunos lo acompañan sin saber bien por que.
Hace algunos días que se fugo la inspiración con un amante barbudo y obsceno que le prometió pasiones desmedidas a cambio de alguna genialidad esporádica.
Y no la busco porque es común que cada tanto se desaparezca, siempre vuelve como los sin rostro. Vuelve como si nada hubiese pasado, igual a los sin rostro.
También trae su vicio barato y popular, barato y perverso, ese que hace que alguien se quede a esperar una desgracia porque eso es lo único que encuentra para regocijarse en su ordinaria vida.
Esta vez volverá sola, sin vicios y sin nadie, sin espuelas, sin azotes y sin dolor, como si nada hubiese pasado mientras pasaban cosas.

martes, 18 de marzo de 2008

Egoismo

Lo peor del egoista es que
casi siempre no queda nadie
para escucharlo decir Mi-o, Mi-o y Mio!

domingo, 16 de marzo de 2008

Aunque No Importe.

Si me preguntas a mi te digo que no, que nunca me gustaron los estereotipos, ni las cenas con velas, ni las rosas para fechas impuestas, ni las formalidades baratas.
Si me preguntas a mí que pienso de las noches de luna llena, te digo que me encantan. De hecho la noche es mi fase preferida, con o sin luna llena, no me gusta el invierno pero si el chocolate, las estufas y la ropa abrigada. Claro, si me preguntaran no negaría mi contradicción casi innata. Ni mis desvaríos instantáneos en temas de fácil resolución.
Si me preguntas te puedo parecer un poco soberbia, chiquilina, un poco loca o bastante cuerda, algo cruel, demasiado sincera. Y divertida, muy divertida, y a veces incoherente, en realidad muchas veces.
Hasta hace un tiempito te hubiese dicho que nunca lloro, hoy me doy ese permiso, entre otros menos especiales.
Si me preguntas vas a saber que tengo delirios de escritora, que no soy demostrativa, y que a veces la espontaneidad de pensamientos me juega en contra cuando abruptos se hacen palabras, se vuelven sonidos y son oídos por terceros

Pero claro, nadie me lo pregunta.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Hablemos Con Las Manos

No hablemos de milagros, de costumbres y manías; ni de olvidos, ni de melancolía.
Hablemos de papel picado, de resacas, de armonía. De palabras claves, de dichos populares, de libros de cuentos, de historietas y de magia.
No discutamos sobre la contaminación, las guerras y las discriminaciones, no debatamos sobre si es preferible reír o llorar. No gastemos el tiempo hablando de puede ser, de tal vez o de quizás. Ni de debería haber pasado, ni de pudo ser, ni de antes de ayer.
No hablemos del dolor, no nos expliquemos los sentimientos, no desenredemos los pensamientos.
Cantemos nuestras canciones preferidas, bailemos en el living que imaginamos hasta caer exhaustos hasta olvidar las letras hasta decir me duele la panza de tanto reirme, me duele el corazón de tanto sentir, me arden las manos de tanto tocarte, y soy feliz.
Y después, después hablemos de pasado mañana, de corazones llenos, de cabezas vacías, de alegrías mutuas. De hacer el amor.
Y vayamos a dormirnos abrazados, y soñemos que estamos separados, y despertemos extrañándonos.

martes, 4 de marzo de 2008

Ambigua

Imposible tratar de que la razón triunfe antes los hechos descabellados.
Porque si bien una lo intenta, del otro lado hay una resistencia casi imperceptible que empuja a la lógica a los confines de la locura. Y ahí se pudre todo.
Ahí brotan los fantasmas espadachines que quieren imponer sus ideas brutalmente si es necesario.
Y la cabeza se vuelve un torbellino de ideas absurdas, de frases viejas, de gritos desgarrando el cráneo. Y todo desemboca en una garganta, la mía, que se cierra en señal de angustia mortal. Pasajera, esporádica, pero gigante.
A las palabras se las lleva el viento, eso es sabido, ¿y los actos? No hay forma de leerlos que a través del lenguaje, de convertirlos en símbolos, palabras al fin. ¿Y entonces? Es una maldita ridiculez circular.
Y sin embargo nada modifica mi amor, y nada apaga la angustia temporal que provoca la lucha entre el hecho descabellado y mi razón. Toda la puta vida igual, caminando derechito y zigzagueando, agarrandome de los pelos con dos polos opuestos.
Entre el deber y el ser, el hacer y el no- hacer. Entre ponerme fría y encontrarle una explicación racional o tener un brote y a la mierda todo.