El vicio de los sin rostro es barato y popular. En cualquier calle en penumbras alguien se para a esperar una desgracia, y algunos lo acompañan sin saber bien por que.
Hace algunos días que se fugo la inspiración con un amante barbudo y obsceno que le prometió pasiones desmedidas a cambio de alguna genialidad esporádica.
Y no la busco porque es común que cada tanto se desaparezca, siempre vuelve como los sin rostro. Vuelve como si nada hubiese pasado, igual a los sin rostro.
También trae su vicio barato y popular, barato y perverso, ese que hace que alguien se quede a esperar una desgracia porque eso es lo único que encuentra para regocijarse en su ordinaria vida.
Esta vez volverá sola, sin vicios y sin nadie, sin espuelas, sin azotes y sin dolor, como si nada hubiese pasado mientras pasaban cosas.
Hace algunos días que se fugo la inspiración con un amante barbudo y obsceno que le prometió pasiones desmedidas a cambio de alguna genialidad esporádica.
Y no la busco porque es común que cada tanto se desaparezca, siempre vuelve como los sin rostro. Vuelve como si nada hubiese pasado, igual a los sin rostro.
También trae su vicio barato y popular, barato y perverso, ese que hace que alguien se quede a esperar una desgracia porque eso es lo único que encuentra para regocijarse en su ordinaria vida.
Esta vez volverá sola, sin vicios y sin nadie, sin espuelas, sin azotes y sin dolor, como si nada hubiese pasado mientras pasaban cosas.