lunes, 25 de junio de 2007

Desequilibrio

Tratar de hacer las cosas bien, no caer en los excesos, no infringir la ley, no sentir demasiado ni ser frígida, y sino que no se note, disimular.
Hay que expresarse libremente pero no ser impulsiva, tratar de que no te tilden ni de loca, ni de anarquista, ni de zurdita ni de “rápida”, pero no quedarse callada o agachar la cabeza, porque ahí si, sos una boluda.
Vivir sabiendo que la verdad absoluta jamás se alcanza y que la mentira tiene patas cortas, aunque existen las piadosas, igual esta mal.
También hay que cuidar los modales, saber cuando decir “por favor” y “gracias”, cuando pararse, cuando sentarse, cuando reírse y cuando llorar, pero los extremos son malos, no ser una maniática de las buenas costumbres, evitar caer en obsesiones.
Esta también el maldito Súper-yo, el ideal del yo y el ello, ¿a quien escuchar?. No hay que hablar como una cotorra, tampoco hay que quedarse callado, en ambos casos todos terminan por ignorarte.
Somos todos iguales, pero algunos somos mas iguales que otros.
Si llamo soy una hincha pelotas, si no una mujer fría y desinteresada, si lo hago esta mal, si no también, los adjetivos calificativos sobran siempre, y se usan a diestra y siniestra.
No hay que reprimirse, no te excedas, no lo digas, no te lo guardes.
Vivir se hace fácil cuando uno encuentra el medio, el equilibrio, la normalidad, pero ¿Quién dice que es lo normal?
Como encontrar la actitud correcta, como adaptarse en un mundo en donde los valores mutan, y las ideas no se sostienen con nada. Donde la libertad de expresión se aplaude pero también se castiga, donde se dice que “todo lo que necesitas es amor”, y “no se puede vivir del amor”
O sobre-adaptada o infra-adaptada, jamás equilibrada…el gris no es mi color favorito.

martes, 19 de junio de 2007

Frases Al Azar


Estábamos mareados y nos caímos, pensando que la borrachera duraba unas horas.
No dormimos, solo sentimos y gritamos y reímos.
El impacto no dolió tanto, como el fin de la ilusión, y cuando se despierta la conciencia y se cierran los ojos de los ciegos, ya no me acordaba de mí…
Tu imagen como una luz, como una bengala, como un haz de mil colores, lo cubrió todo. Ya no era necesario despertar, y la borrachera nunca terminó.
Estábamos mareados y nos sostuvimos, nos colgamos de los muros, nos arrastramos hasta nuestro altar, y no había nadie que quisiera darnos el sacramento, así que solo bebimos el vino, yo el tuyo, vos el mío.
Y al cabo de unas horas estábamos muy sucios, pero tan puros, tan inmaculados y felices que no importó alcanzar el paraíso, pues lo estábamos construyendo con nuestras manos.
Me acuerdo como jirones que nos dijimos cosas, mas me acuerdo lo que callé…lo que callaste, y cuando el sol perforó nuestras pupilas, en el momento de levantar los brazos y desperezarse, la ilusión se destruyó, y ya no sentía ése mareo divino. Conseguí robarte un beso al final, uno sincero, de esos que te parten el alma y fue así que te llevaste mis días, quien sabe donde, quien sabe para que.

sábado, 9 de junio de 2007

El Tercer Huevo

Habían estado discutiendo un tiempo que no había sido determinado por ellos, pueden haber sido 20 minutos o 20 horas, en estos casos se pierde noción del tiempo, pero no del espacio, ese espacio era el auto, nuevo, con olor a concesionaria, que había adquirido él, hacía unos pocos días.
Se habían gritado tantas cosas que perdían el hilo de la pelea, de a ratos hasta se olvidaban el motivo, pero igual seguían metiéndose los dedos en las llagas, sacándose trapitos al sol y revolviendo viejas cuestiones, que por supuesto no venían al caso.
Entre medio, prendían y apagaban cigarrillos y hacían mil y una muecas, pero ninguno daba el brazo a torcer. En un momento ella, se cansó, se le agoto la paciencia, para ser sincera, se le salio la cadena, así que se bajó del flamante automóvil y pegó tal portazo que el ruido hizo eco en toda la manzana, temblaron los vidrios, la carrocería y todos los demás autos de la cuadra.
Él, primero hizo un gesto de dolor indescriptible, como si mas bien ella le hubiese dado una puñalada con un cuchillo oxidado, e inmediatamente se bajo, en una milésima de segundo llegó hasta ella, que ya se estaba alejando, la tomo del cuello y la estranguló.
La carátula fue “emoción violenta”, para sorpresa de las presentes… en el pasillo, todos los hombres comentaban lo mismo: -“y sí, eso es peor que una patada en los huevos"-

martes, 5 de junio de 2007

Tarde

Si esa lágrima no hubiese corrido por su mejilla, por su cara, que no se correspondía con el gesto del llanto, sino más bien con el gesto de quien esta horrorizado ante lo absurdo, tal vez nunca hubiese entendido lo que se siente al perder.
Pero fue en el último instante, justo después de decir la estupidez mas grande de su vida, donde por fin entendió como se hacen las cosas. Era tarde, demasiado tarde…los cortes iban a tardar en cicatrizar.