lunes, 28 de mayo de 2007

De Vez En Cuando...


Solo de vez en cuando las cosas cambian, porque si hilamos finito, si miramos el fondo del vaso, por mas que esté medio vacío o medio lleno, la vida transcurre en una constante que combina palabras vacías, momentos repetidos, miradas fugaces y lo mismo de siempre, una y otra vez.
Si prestamos atención, los minutos se mueren en esta rutina, sin ser mas que algo que corre sobre las agujas de cualquier reloj. Todo es lineal, la mayor parte de la vida no se gasta mas que en rasguñar el día, cruzarlo casi arrastrándonos también con los minutos, en una monotonía asesina e imperceptible.
Solo de vez en cuando las cosas cambian, es ese segundo eterno que nos deja perplejos, que viene a ser la bisagra de la rutina, que le hace una herida a la siempre igual existencia, y ese sopapo nos deja ardiendo las mejillas y tambaleando el alma…de ahí en mas.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Conversación


Vero: pero no sé como hacer, siempre hacemos lo mismo, y sé que es mi problema.

Andrea: a ver… ¿que es lo que te da miedo?

Yo: ¡¿todavía lo mismo?!…que tarada...¿no probaste cosas nuevas?

Vero: no, ¿y si no siento nada, y si no me pasa nada?…yo no se fingir.

Andrea: bueno, a veces, tenes que fingir un poco, no se dan cuenta.

Yo: ¡¿a veces?!...no, no se dan cuenta. Tenes que decir: “ay, que bueno, estuvo bárbaro, no sabia hacer eso…bla bla bla

Vero: ¿y que puedo hacer?

Yo: a ver…mira, vos te acostás, apoyás bien la espalda…él que te sostenga las piernas, tratá de ponerlas en sus hombros, ¿entendes?, y ahí empezás.

Andrea: claro…así no pasas tan bruscamente a cosas nuevas.

Vero: ¡ay! No se…me da vergüenza…

Andrea: otra sería…de costado.

Vero: esas las tengo mas o menos, mi problema es de espalda, “en cuatro” vieron…me duelen los brazos, y las piernas.

Yo: el gato… jaja ¡pero tenes menos aguante vos!

Vero: sí, me canso, y no siento nada …aparte me da vergüenza que me esté mirando en esa posición, y ¿no duele?

Yo: y…al otro día te duelen un poco las piernas, los abductores, y algo la columna, pero después te acostumbras.

Andrea: ¿¡taanto vas a pensar?!, dejate de joder. Yo voy lo hago y listo, me olvido de todo...en ese momento no pensás en nada.

Vero: esta bien, la próxima vez que vaya al gym pruebo ésas…¿en serio funcionan?

Andrea y Yo: siiii!!!

viernes, 18 de mayo de 2007

De Mi Ciudad

Yo vivo en una ciudad, la misma que nos junta cada tanto. La misma que deja que con mis amigos la llamemos mía, la misma que a veces me agota.
Hay días en los que me gusta salir a inspeccionarla, hurgar buscando algún detalle que me asombre por lo nuevo, caminar lento bajo el sol.
Saberte del otro lado de mi, tu ciudad, me llena de adrenalina el paseo, apelar a la casualidad es mi motor, confieso que así no siempre los paseos cumplen su fin relajante.
En mi ciudad hay un río al que no podes contemplar sin mate, un río que de noche te llena de calma, al que uno mira casi sin pestañear y dejando que el tiempo pase, sin sentir su vértigo.
De esta ciudad muchas veces intenté escapar, lo logre una vez pero me arrepentí, fracaso el intento y volví. No crean que no maldiga ese día, casi tanto como lo bendigo.
Porque saberte en mi ciudad me hace formar parte, querer echar raíces, deshacerme de la idea de nómade sin destino, al mismo tiempo que saberte parte me arroja lejos, tan lejos que mil veces renuncio a pasear por miedo a que por fin la casualidad se haga presente, pero en un lugar equivocado, en un mal momento y a orillas del río.

sábado, 12 de mayo de 2007

Al Oído


Vencedora y vencida, de a ratos.
Con un manto de tibia vergüenza.
Entre estas paredes malditas,
me cobija la prisa y la risa.
Me gusta verte hablar,
encontrar el hueco de la verdad.
Y tras algunas horas de perdidos
y ganados momentos, me detengo.
Escucho las canciones viejas,
aquellos mismos versos mil veces dichos.
Me corta la respiración la urgencia
y la idea perversa de los impacientes
que apuestan a que ésa es la última vez.
Al fin de cuentas ya lo se.
Porque con el dolor de un beso mordido
Cupido al oído, me dijo que no.

lunes, 7 de mayo de 2007

La Vieja De Arriba



La vieja de arriba aparenta ser una abuela delicada y exquisita, es amable y risueña pero chusma a rabiar.
La vieja de arriba sabe todo, absolutamente todo lo que ocurre en el barrio, en los alrededores y en la ciudad toda. Pero no le alcanza con conocer la vida de las personas para regocijase a solas, además necesita imperiosamente armar secuencias, pensar novelas, y relatarlas con una cara de goce que resulta patético.
Esta abuelita supuso que yo estaba enferma aun antes de que el medico me diagnosticara angina con placas, basándose en que no me veía salir para ir a la facultad, una vez también me preguntó si ya me había casado con aquel chico que venia los lunes, los miércoles los sábados y domingos.
Ella contó a los demás vecinos, con una voz que hasta hacia verla acongojada que tal vez yo estaría esperando un hijo, debido a mi mal humor, pero sobre todo a su visión de mi mudanza.
La vieja de arriba es parte de la escenografía del barrio, si uno presta un poco de atención la verá en la ventana, a cualquier hora del día, y además si uno se detiene a saludarla pronto se enterará de las ultimas novedades de todas las personas conocidas y desconocidas, de todos los detalles de sus vidas, de sus relaciones, y de sus rutinas, por lo que no es difícil catalogarla como chusma nata.
Esta señora me ha pescado en todas las situaciones que yo recuerde, volviendo de bailar borracha, llegando a la madrugada después de un encuentro amoroso prohibido y no tanto, discutiendo con mi novio, algún que otro amante y mis amigos, enojada, triste, alegre, llorando, fumada, melancólica, etc. Y si por alguna razón no puede estar en el momento justo en que las cosas suceden o le falta un dato para armar en su retorcida cabeza la secuencia de los hechos, inventa todo y listo.
La vieja de arriba supo antes que nadie quien era el padre del hijo de Romina, incluso antes que ella misma, supo además que Carlos y Mabel eran amantes, y por eso esta se había mudado de barrio, me relató de donde eran los gritos que se escucharon una noche de febrero, y me avisó como al pasar que hoy había venido a buscarme el chico del auto negro, pero seguramente yo estaría en el trabajo.
La vieja de arriba me irrita hasta la medula, y en ocasiones tengo que contar hasta cincuenta para no gritarle en la cara: -¡por qué no te ocupas de tu marido que te engaña con la vieja del segundo, mientras vos, vieja pelotuda, andas metiendo las narices en la vida de los demás!-

jueves, 3 de mayo de 2007

Estas Cosas Que Yo Pienso...

¿Donde termina lo que nunca empieza?, aunque haya algo tejido, como un fino entramado, como una tela de araña, donde no se sabe cual es el principio y el fin.
Es posible que a veces dudemos de las risas y las rosas, pero no es posible que no las veamos y hasta nos enamoremos de ellas. Un día cualquiera debería preguntar si es posible que el mundo se dé vuelta y nos caigamos, pero no quiero que me vean con cara de susto mis amigos, así que prefiero evitar los excesos intelectuales.
No es fácil caer en las tentaciones, pero ¿quien no cayo?, y qué heridas mas profundas quedan cuando las cosas se hacen sin reflexionar. Ayer me quedó una palabra clavada y hasta quien sabe cuando estará molestándome sin dejar que otra la sustituya.
Todos corremos el riesgo de que la muerte nos asuste, pero algunos no le temen por eso salen a la calle a matar, creo que deben ser de esos los hombres que me cruzo, porque a veces parecen mas bien de cartón corrugado, y si mis amigas también lo piensan es porque alguna vez les tocó moldearlos, ¡que difícil se hace! ¿No?
Un buen día deberíamos ignorarnos solo para ver si es posible que te borre de mis pupilas, y si es posible que me borres de tu piel, aunque sospecho que nunca me marque ahí, es más creo que tu piel ya se olvidó de mi suavidad.
¿Cuantas veces al día olvidamos que somos mortales?, me parece que nunca lo olvidamos, si lo hiciésemos cuantas cosas haríamos. Yo por ejemplo pintaría tus paredes de colores, o intentaría traspasar el muro de tu puerta solo para verte dormir, tal vez hasta correría por las calles tratando de atrapar sombras, sin miedo a que me encierren donde hay sujetos sin perspectivas, pero con muchas ganas de volar. Pero como nunca recuerdo que mañana puedo no estar acá, busco excusas para seguir las reglas, como todos, y no dar pasos en falso, aunque esto solo llame a la melancolía o a su hermana la angustia, y así vivimos de espera en espera, de dolor en dolor, de represión en represión, de inhibición en parálisis…que extraños que somos.
Alguna vez hasta nos vamos a creer que el destino realmente existe, mientras tanto solo salgo a buscar tu mirada.