sábado, 12 de mayo de 2007

Al Oído


Vencedora y vencida, de a ratos.
Con un manto de tibia vergüenza.
Entre estas paredes malditas,
me cobija la prisa y la risa.
Me gusta verte hablar,
encontrar el hueco de la verdad.
Y tras algunas horas de perdidos
y ganados momentos, me detengo.
Escucho las canciones viejas,
aquellos mismos versos mil veces dichos.
Me corta la respiración la urgencia
y la idea perversa de los impacientes
que apuestan a que ésa es la última vez.
Al fin de cuentas ya lo se.
Porque con el dolor de un beso mordido
Cupido al oído, me dijo que no.

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