
Es mi carne, mi sangre, mi cara, que se agita en espasmos mojados.
Son tus brillos, la calma constante. La entrega dispersa de besos contados.
Y es el río, mi río mas dulce. Es la brisa que cubrimos con abrigos.
Un reflejo de luces de barcos, nos ayuda a encontrarnos las manos.
Son las horas que pasamos hablando. Y esa tierra que absorbe las olas.
Es mi golpe, mi llanto, tu espalda. Son mis risas, mis piernas, rodeándote.
Es el cielo que anuncia un día lindo. Sobre piedras que rompen momentos.
Es calor, es sudor, son gemidos. Tu color, en mis manos lavadas.
Noche eterna que encierro en pupilas, temblores que tiemblan en los vientres juntos.
Son destellos que callan suspiros. Son avisos que nunca recibo.
Es mi carne, mi sangre, mi cara, son mis manos, que quieren la calma,
Es mi vientre que espera el momento, es el río, la orilla sagrada, la costa tallada
Son piedras que encierran secretos, que siempre contamos, que no nos guardamos,
Momentos rasgados que no compartimos y nunca lo haremos.