
Un día, íbamos a cruzar la calle con papá y él me soltó la mano, cruzó sin mí, seguramente tendría mas de 2 años, me paralicé. Tal vez fue mucha libertad de golpe, o un sentimiento de abandono nuevo para mi, no lo sé.
Desde aquel día me da miedo cruzar la calle sola, no tengo ningún problema en hacerlo acompañada, incluso no ando pidiendo la mano para que me crucen, tal vez por vergüenza, tal vez por miedo a que los demás no entiendan, porque al fin es algo mínimo, y ridículo, pero que no deja de ser una puntada en el estómago cada vez que debo hacerlo sola.
No lo hago, pero lo haría, si no me diese vergüenza pediría la mano para cruzar la calle. De hecho no dejaría que me la suelten nunca.
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