viernes, 2 de noviembre de 2007

Resistir.


Resistir el abandono de los valores, la represión de las ideas, la pobreza de sentimientos.
Resistir frente a las mentiras, aunque sean piadosas, las verdades cortantes, las sonrisas falseadas.
Y emocionarse ante la resiliencia de los pobres, la perseverancia de los excluídos, las manos de los trabajadores.
Y sonreír ante la mirada de los inocentes y la fuerza de los ancianos.
Pero resistir ante la estúpidez del oro, la burla de los miserables, el hambre de poder de los corruptos.
Resistir la tentación de creer que la mortaja tiene bolsillos, y las sotánas son símbolo de algo sagrado.
Abrazar a los que todavía creen en el amor.
Admirar a los soñadores, a los poetas, a los solidarios, a los aventureros, a los necesarios.
Resistir para poder mirar a los ojos a los valientes, a los luchadores, para poder tener fuerza ante los manipuladores de esperanzas y los estafadores de fé.
Resistir para construir la paz, para que solo nos abracen el alma aquellos a quienes podamos confiársela...

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